El regreso del cassette: ¿nueva era o pura nostalgia?
Artistas populares de la música apuestan por la moda retro
El regreso del cassette: ¿nueva era o pura nostalgia?
Hace unos años parecía imposible que el cassette, ese cuadrito de plástico que se enredaba en el walkman y había que arreglar con un lápiz, volviera a estar de moda. Y sin embargo, aquí estamos: en pleno 2025, los tapes regresan a las listas de ventas impulsados por artistas pop que dominan el mercado global como Taylor Swift y Sabrina Carpenter.
La pregunta es inevitable: ¿por qué vuelven los cassettes?
La respuesta parece estar en la obsesión por la nostalgia. Así como vinilos y polaroids regresaron, los tapes ahora son parte de esa tendencia “retro cool” que conecta a los fans con algo tangible en medio de un mundo cada vez más digital.
Números que sorprenden
De acuerdo con reportes de la industria musical, las ventas de cassettes en Estados Unidos superaron ya las 400 mil unidades en lo que va de 2025, un 35% más que el año pasado. En Reino Unido la cosa también explota: se proyecta que este año superen el medio millón de unidades. No son cifras gigantes comparadas con el streaming, pero para un formato considerado muerto hace tres décadas, es un renacer inesperado.
Del Walkman al iPod… ¿y otra vez al cassette?
En la película Steve Jobs (2015), hay una escena memorable: su hija Lisa escucha música en un walkman y Jobs le dice que un día construirá un aparato donde quepan 1,000 canciones, para que nadie vuelva a cargar con esos “cajones de plástico”. Años después, el iPod cumplió esa promesa y cambió la música para siempre.
La ironía es que ahora, en pleno 2025, los cassettes vuelven a estar de moda. Taylor Swift, Sabrina Carpenter y compañía están vendiendo tapes como pan caliente.
El walkman, que Jobs quiso borrar de la historia, revive gracias a la obsesión por la nostalgia.
El caso Taylor Swift
Para ponerlo en perspectiva: Taylor Swift acaba de anunciar su nuevo álbum The Life of a Showgirl y en su página oficial el cassette se vende a $19.99 dólares, incluso más caro que el CD. Es un ejemplo claro de cómo los fans buscan objetos de colección y no solo música para escuchar.
Y entonces… ¿dónde los escuchamos?
Aquí entra la paradoja: ¿de qué sirve comprar cassettes si los walkmans ya son reliquias de museo? Para muchos, no importa. No se trata de escucharlos todos los días, sino de tenerlos como piezas de colección, recuerdos físicos que acompañan la experiencia de ser fan.
Así que ya saben: si ven a alguien caminando por la calle con walkman y audífonos de esponjita… no lo molesten. Está viviendo en 1985, y feliz.
Nos leemos pronto.