La resiliencia de Tommy Fleetwood y mi pasión por el golf
Un swing impecable, años de frustraciones y finalmente, el trofeo que siempre soñó

Hoy el golf me regaló una de esas historias que me inspiran, que trascienden el deporte. Y si, de las que me sacan una lagrima timida.
Tommy Fleetwood, el inglés de melena rebelde y sonrisa amigable, levantó por fin su primer trofeo oficial en el PGA Tour. Y no cualquier trofeo: la FedEx Cup.

Durante años lo vimos quedarse en la orilla: segundos lugares, derrotas dolorosas, corazones rotos. La etiqueta de “el mejor jugador sin victorias” lo perseguía como una sombra. Y sin embargo, nunca se rindió.
Los datos de pesadilla:
Fue después de 164 intentos en el PGA Tour que por fin logró su primera victoria
Acumulaba 30 top‑5, 44 top‑10 y 6 segundos lugares sin coronarse antes
Hoy, ese logro le vale $10 millones en premio directo: una de las bolsas más grandes en la historia del golf
El mundo se detiene a celebrar la victoria de Tommy:
Mi conexión con el golf y con Tommy
Cuando empecé a jugar golf hace algunos años, descubrí un deporte que es tanto físico como mental. No basta con tener técnica: necesitas paciencia, temple, humildad. Y ahí es donde Tommy Fleetwood me atrapó.
Lo veía en televisión y siempre me llamaba la atención su serenidad. Ese swing elegante, fluido, que parece pintado con pincel. La forma en que saludaba a los fans, respetaba a sus rivales y mantenía la calma incluso cuando todo iba mal.
Y pensaba: ¿cómo lo hace?
¿Cómo se levanta después de tantas derrotas?
¿Cómo sonríe cuando la presión es insoportable?
Una lección de vida
Su triunfo de hoy no es solo un trofeo y millones de dólares. Es un recordatorio para todos: la resiliencia siempre encuentra recompensa.
Tommy nos enseña que fracasar no es caer… fracasar es no levantarse.
Y me imagino me han escuchado decir en la radio: “mi educación esta basada en Hollywood”. Aquí la prueba:
Si alguna vez se quejó, si alguna vez lloró por dentro, el mundo nunca lo supo. Lo que sí vimos fue constancia. Lo que sí vimos fue a un hombre que, torneo tras torneo, volvía al campo sin perder la fe.
Y hoy, finalmente, lo vemos levantar los brazos y recibir el reconocimiento que tanto merece.
El golpe de todos
Para mí, como aficionado al golf y como alguien que sabe lo difícil que es este deporte, este triunfo de Tommy Fleetwood es más que una victoria.
Es inspiración.
Es testimonio.
Es prueba de que nunca es tarde para alcanzar un sueño.
Y lo digo con el corazón: hoy no solo ganó Tommy Fleetwood. Hoy ganamos todos los que creemos que los sueños tardan, pero llegan.
Ganamos los que sabemos que rendirse nunca es opción.
Ganamos los que seguimos en el campo, una y otra vez, con la esperanza intacta.
Porque en el golf, como en la vida, siempre hay una siguiente ronda esperando para darnos otra oportunidad.
Nos leemos pronto.