Mandilón o machista: ¿qué soy yo?
Hace unos días, en plena transmisión, Argelia y yo felicitábamos a nuestros colegas de Erazno y La Chocolata por sus 20 años al aire. Un programa popular, no solo en Los Ángeles, sino en muchas partes del país. Entre sus personajes está el famoso “Maestro Doggy”, conocido por defender la idea de que el hombre está perdiendo su lugar en un mundo cada vez más feminista e incluyente.
Para ser honesto, rara vez escucho radio en la tarde. Pero mi esposa Argelia sí: es fan de hueso colorado de Erazno y la Chocolata. Muchas noches, durante la cena, me contaba emocionada lo que pasaba en el show, especialmente con el Doggy. Y aunque ella misma lo califica como machista, admitía que a veces el personaje le hacía pensar con sus argumentos.
Ese día, al aire, se me escapó decir: “El Doggy tiene una postura machista, ¿correcto?” Un comentario al vuelo, sin mala intención, alimentado por esas pláticas de sobremesa con mi pareja.
Lo que yo pensé que sería una anécdota cualquiera… llegó a unos oídos curiosos. Un radioescucha, que al parecer nos escucha a los dos programas, avisó al Doggy que yo había hablado mal de él. Y ya saben cómo es la radio: de ahí se armó la tormenta. Entre bromas y burlas, me pintaron como “mandilón”, incluso diciendo que Argelia necesitaba un “hombre de verdad”.
Aquí el programa completo para que formen sus opiniones:
La respuesta
Al día siguiente escuché el segmento y sentí la necesidad de responder. No porque me moleste la broma, esto es radio, y la radio vive de la chispa y la carrilla, sino porque creo en algo mucho más profundo: el respeto y la igualdad dentro de la pareja y la familia.
Colaborar en casa, lavar los trastes, cocinar, atender a los hijos, no me hace menos hombre. Darle su lugar a mi esposa en el micrófono no me convierte en “mandilón”. Eso se llama amor, se llama trabajo en equipo, se llama vida en pareja.
Yo crecí en un hogar donde mi padre, un hombre con características muy pronunciadas de su tiempo (nacido en 1927), sí llevaba las tradiciones mexicanas, pero también sabía cocinar, cuidar la casa y apoyar en todo lo necesario.
Mi madre, pese a las limitaciones de su época para el progreso de la mujer, estudió, llegó a tener su propio negocio, mantuvo ordenada su casa y sacó adelante a siete hijos. Esa fue mi escuela.
Mandilón o machista
En nuestra cultura mexicana, la palabra “mandilón” se usa como burla hacia el hombre que ayuda en la casa o que respeta demasiado a su esposa. Es una etiqueta que muchos usan para ridiculizar. Pero lo que algunos ven como debilidad, yo lo veo como fortaleza. Porque acompañar a tu pareja, compartir las responsabilidades del hogar y hablar con respeto de la mujer no te quita nada como hombre; al contrario, te hace más completo como persona y como familia.




Algunos buscan un debate, quieren que me enfrente con el Doggy, que defienda mi honor en el aire.
Pero yo no necesito gritar más fuerte que nadie para demostrar quién soy.
¿Soy mandilón? ¿Soy machista?
La verdad, no me pongo etiquetas. Lo que sé es que respeto a la mujer, creo en la igualdad, y no me da miedo ser un hombre que también se pone el mandil cuando la familia lo necesita.
Y si a alguien eso le parece motivo de burla, pues ya saben: mandilón o machista, si me buscan… me encuentran.
Nos escuchamos pronto.
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