“Lo viejo funciona, Juan”: Netflix trae de vuelta El Eternauta, el clásico argentino de ciencia ficción
Con Ricardo Darín como Juan Salvo, la adaptación de Bruno Stagnaro combina nostalgia, política y tecnología para rescatar el espíritu colectivo del cómic original
Hemos mencionado que el gigante del entretenimiento a nivel global, Netflix, ha invertido cuantiosas sumas de dinero en la adaptación de obras maestras de la literatura latinoamericana (su crítico a domicilio ya ha hecho un comentario sobre las adaptaciones de Cien años de soledad y Las muertas). No es nada extraño que Netflix apueste por obras literarias que gozan de un gran capital cultural y simbólico en América Latina, por lo que quizás pueda llamar la atención El eternauta (2025), una serie que no está basada en una novela, sino en una popular historieta de Argentina, publicada entre 1957 y 1959, con guion de Héctor Germán Oesterheld y dibujo de Francisco Solano López. Cabe, entonces, preguntarse en primer término por qué adaptar a serie esta historieta y en segunda instancia cómo se hizo la transposición del cómic al mundo audiovisual.
Héctor Germán Oesterheld, nacido el 23 de julio de 1919 en Buenos Aires, en una familia de origen alemán, es considerado uno de los más grandes guionistas de la historieta argentina. Su obra más conocida, El eternauta, tuvo varias versiones; la primera, como ya mencioné, se publicó a fines de la década de los cincuenta; la segunda, en 1969, con el dibujo a cargo de Alberto Breccia. Una más apareció en 1975. En el primer eternauta, Oesterheld se imagina una invasión extraterrestre cuya primera señal fue una suerte de nieve radioactiva que mata a la gente con el simple contacto de los copos fosforescentes. Por ello, Juan Salvo, el navegante del tiempo, se hace un traje especial que le permitirá salir a las calles de Buenos Aires para ser testigo del apocalipsis que amenaza con hacer desaparecer a la humanidad. Este personaje se convertirá en uno de los líderes de la heroica resistencia de los porteños frente a la fuerza invasora.
En las siguientes versiones de la historieta, Oesterheld se radicaliza desde el punto de vista político. Así, El eternauta no será tanto un relato de ciencia ficción como una alegoría política en el contexto de una Argentina dividida por las luchas internas y los conflictos ideológicos, por la intensa polarización entre las clases sociales y la amenaza de olas de violencia y represión. Oesterheld ve en el cómic una oportunidad para denunciar el totalitarismo que vendría a culminar con la instauración de la dictadura militar de 1976. De esta manera, el guionista se convierte en un blanco para el régimen. En 1977, Oesterheld es secuestrado y puesto en un centro de detención clandestino del que no saldría con vida.
La adaptación de Netflix, a cargo del director y showrunner Bruno Stagnaro, en su primera temporada de seis episodios, sigue de cerca la primera versión del eternauta, la de 1957-1959. Sin embargo, no debe pensarse que es una recreación de la década de los cincuenta: la visión apocalíptica del pasado se transfiere al siglo XXI. Pero sigue refrendándose la premisa central que animó a Oesterheld a la escritura del cómic: “nadie se salva solo”, el único héroe válido es el héroe “en grupo”. Al guionista argentino siempre le fascinó Robinson Crusoe (Daniel Defoe, 1719), libro que leyó siendo muy joven. El eternauta es su versión del Robinson que ahora está rodeado no por el mar sino por la muerte. Y no está solo: juega con sus amigos una partida de truco (el popular juego de barajas) la noche en que comienza la invasión. Los amigos quedarán atrapados en esa casa como cuando nos quedamos todos aislados por la pandemia del COVID.
El héroe colectivo que emerge en la serie de Netflix está conformado por Juan Salvo (papel interpretado por Ricardo Darín, el actor más reconocido de Argentina hoy en día), un excombatiente de la guerra de Malvinas que, aplazando la búsqueda de su propia hija, va a conducir a un grupo de sobrevivientes hacia un sitio seguro. Su exmujer, Elena (Carla Peterson) es una doctora que atiende a los heridos de la guerra, lo cual le otorga una agencia que no tenía la Elena del cómic que se dedicaba a las tareas del hogar.
En este mismo sentido, se agrega un personaje femenino que no estaba en la historieta, el de Inga (Orianna Cárdenas), una joven inmigrante venezolana que se integrará al equipo de soldados que hacen frente al enemigo.
Alfredo Favalli (César Troncoso), un profesor de física e ingeniero electrónico será fundamental para la supervivencia del grupo. Al colapsarse la tecnología de nuestro tiempo por la invasión alienígena (satélites, computadoras, teléfonos celulares, autos nuevos), Favalli echa mano de sus conocimientos para arreglar radios viejos que servirán para comunicarse con los sobrevivientes. Asimismo, echará a andar autos antiguos para poder desplazarse por las avenidas de la urbe inundadas por la nieve. Él es quien le dice a su amigo Salvo una de las frases que pueden resumir la serie: “Lo viejo funciona, Juan”, lo cual podría resonar en nuestros oídos por la dependencia absoluta que tenemos en la actualidad a la tecnología moderna.
Estos y otros personajes más configuran el heroísmo colectivo que va a convertirse en un sello distintivo de esta historia. Sabemos que una gran mayoría de ficciones apocalípticas tienen a un solo individuo como el salvador, especialmente, en las producciones hollywoodenses. En tiempos como el nuestro, de un feroz individualismo, es importarte recordar que la mejor manera de enfrentar las adversidades es con la solidaridad y la cooperación de todos los segmentos de la sociedad. Si bien es cierto que la historieta El eternauta tenía como trasfondo los años cincuenta y sesenta, muchos de los problemas de esa época siguen vigentes hoy en día. Por ello, la serie dirigida por Bruno Stagnaro acierta al presentarnos una Argentina contemporánea envuelta en una serie de crisis económicas y sociales. No en balde veremos en el primer episodio a la gente (los típicos “cacerolazos”) protestando en las calles, justo antes de la caída de la nieve mortal. Pero Argentina también puede ser cualquier país que se enfrente a un futuro distópico por un creciente control tecnológico. No es una casualidad que los invasores alienígenas quieran transformar a los humanos en cíborgs, en robots, para utilizarlos como soldados de su propio ejército.
En resumidas cuentas, El eternauta puntualiza que frente a una invasión extraterrestre lo más importante es el liderazgo colectivo que debe surgir para la defensa de la humanidad entera. Dicha premisa ya estaba en la icónica historieta de ciencia ficción de Héctor Germán Oesterheld con ilustraciones de Francisco Solano López. La primera adaptación audiovisual del cómic permanece fiel al espíritu de la obra original. En la opinión de este crítico a domicilio la serie de Netflix marca un hito de producción sin antecedentes en Argentina por su gran despliegue técnico y artístico. Es producto de la alianza estratégica entre el gigante del entretenimiento a nivel global y casas productoras locales que aportan su talento y creatividad como lo es K&Films que se enfrentó al desafío de hacer la adaptación y salió airosa de la prueba.
¡Estaremos atentos a la segunda temporada!












